Ayer vi en la portada de los principales periódicos digitales que las bolsas, como la de Nueva York o Tokio, habían reaccionado con subidas tras las decisiones tomadas en la cumbre del G20. Inmediatamente pensé: «Uy, si las bolsas se alegran, se alegran las multinacionales, si estas últimas se alegran por las decisiones del G20 es que en nada van a beneficiar a las personas de a pie que habitamos el mundo».
Me quedé con ese pensamiento. Y, de nuevo, Saramago me dio la respuesta esta mañana…
Que ilusa soy… ¿cómo se me ocurró pensar que podían hacer algo?
Lenguas de Gato 
Y a mi que se me antoja que esto del G20 es otra píldora de Trankimazín tipo «soma» como en la peli de 1931 de Aldous Huxley… Un mundo feliz. Estos y los otros y los de mas allá se reunen de cuando en cuando y entre opípara comida y comida nos lanzan las migajas de que no pasa nada, que todos están al tanto y que con los comunicados hipnóticos y narcotizantes nos dejan mansos como corderos pastando lejos del matadero.
Lo jodido del tema es que tras esas curativas reuniones, todo sigue igual, lo cotidiano no cambia y no me refiero a lo del efecto inmediato que no es posible, sino a que si nos volvemos retroactivos, las anteriores reuniones de cualquier ámbito, se traducen en mierda sobre mierda.
Y es que el egoismo gubernamental empuja a que cada uno vaya a exprimir la naranja adecuando el jugo a su gusto y paladar.
Tranquilos los mas ricos que seguirán siéndolo y a los pobres, que tampoco se preocupen que nadie les va a quitar su puesto…..